Labios rojos, melena dorada, largas pestañas hipnotizando sin conciencia alguna, a través del tiempo.
Mírala a los ojos..te habla, te dice, te seduce sin la necesidad de mostrar otra cosa que no sea su magia de porcelana.
Una orquidea blanca, tan blanca como el secreto que guadan ella y la cámara fotográfica.
Primero algo de polvo rosa pálido en sus mejillas, luego, la suave brisa de un abanico perfumado con su fragancia preferida.
"Ella" aún vigente en tus sueños de niño enamorado.
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