Sus pertenencias rescatadas del olvido que suele aparecer con rostro de indiferencia. Pero en cuanto a mi respecta, ahora todo brilla bajo la luz de nuevos y asombrados ojos que revalorizan tantas reliquias con sabor a inocencia, ya no están abandonados en arcones de cuero, en rincones oscuros o cajones cerrados bajo llaves.
El valor de fumar én público, la audacia de mostrar su piel de terciopelo y nácar.
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